Un estudio de la Universidad VU de Ámsterdam, Holanda, aporta que la actividad física en niños y adolescentes está asociada con una mejoría en sus resultados académicos.
La investigadora Amika Singh y su grupo de investigadores, publicó en la revista Archives of Pediatric and Adolescent Medicine, este artículo, consistente en una revisión de 14 estudios, en los que se analizaban desde la cantidad de actividad física que niños, padres y maestros realizaban con los niños, o también hasta asignación al azar de grupo de niños que debieron hacer actividad física durante el día. Estos datos evidencian que cuanta más actividad física realizaban los sujetos, mayores eran sus resultados, particularmente en asignaturas básicas como las matemáticas, en inglés o en lectura.
Los datos apoyan investigaciones anteriores que ligan el ejercicio con más productividad y menos días de enfermedad para los adultos también, y puede desatar un debate acerca de sí las clases de educación física en las escuelas, deben ser suspendidas o no.
Singh y su equipo mostraron que la actividad física mejora las calificaciones, lo cual puede ayudar a retener programas de gimnasia/ejercicio en nuestro país. Los estudios consideran actividad física a cualquier ejercicio que los niños reciben, ya sea en clases de la escuela o en deportes organizados fuera y dentro de ésta. Ser más activo, explicó Singh, puede mejorar el flujo sanguíneo al cerebro, lo cual provee más oxígeno a las células involucradas con el aprendizaje y la atención. El ejercicio también impulsa ciertos niveles de hormonas que pueden mejorar el humor y combatir el estrés, lo cual provee un mejor ambiente de aprendizaje para los niños.
Además, la autora defiende que mediante el ejercicio “los niños aprenden al participar en los deportes, aprenden reglas, aprenden a comportarse de una manera adecuada en un ambiente social,” explicó. “Y esto se traduce a las aulas, en donde los niños físicamente activos pueden adaptarse mejor a las reglas de clase y llevarse bien con maestros y compañeros. Así pues, el desempeño académico puede ser beneficioso a corto plazo debido al ejercicio, hay todo un rango de beneficios sociales y de comportamiento que van más allá de las calificaciones.”
Para impartirla, Singh insiste en que la actividad física no tiene por qué ocurrir en una hora determinada y a una gran intensidad de ejercicio. Cortos periodos de actividad que rompen con las largas horas de clases, pueden ser igual de efectivas que una sola sesión.
Es evidente que, aparte de mejorar las calificaciones académicas, el hábito tan saludable de practicar actividad física a una intensidad considerable hace de nosotros y de niños/as unas personas más sanas y con más probabilidad de padecer menos enfermedades relacionadas con el sedentarismo. Por lo que si somos capaces de instaurar en nuestros hijos/as la práctica deportiva frecuente, es más fácil que en un futuro puedan ser uno adultos más sanos y desarrollar una vida de más calidad.
Bibliografía:
A Singh, L Uijtdewilligen, JW R Twisk, W van Mechelen, Mai J. M. Chinapaw. (2012). Physical Activity and Performance at School: : A Systematic Review of the Literature Including a Methodological Quality Assessment. Arch Pediatr Adolesc Med. 166(1):49-55.